El mal uso de las TIC y sus riesgos
Las TIC son recursos, herramientas cotidianas, que usamos en nuestro día a día, nos despertamos con la alarma del móvil, buscamos la información de nuestros proyectos en páginas web, vemos el periódico online y le mandamos fotos de como ha quedado la maqueta a nuestro compañero por whatsapp. Pero también desconectamos de un largo día viendo un vídeo en You Tube o recordamos que es el cumpleaños de nuestro primo gracias a Facebook.
Es lógico que cada vez más, las nuevas tecnologías estén inmersas en nuestra rutina habitual, pero también supone ciertos riesgos, ya que el mal uso de las mismas, o el desconocimiento de los peligros que supone exponer nuestra privacidad en la web, nos pueden ocasionar graves problemas.
En un futuro no tan lejano tendremos personas que se dediquen a borrar la huella que dejamos en Internet con nuestra información, mientras tanto debemos tomar conciencia de los peligros que nos ponemos encontrar y tomar precauciones. Para ello toma un cariz importante la formación en tecnologías de la información y comunicación, que se puede recibir, ya sea desde la educación formal, desde las aulas de manera transversal y en asignaturas propias; en la educación no formal con comunidades educativas como la nuestra que permiten que todos juntos tomemos consciencia de aquello que está en nuestra mano para cambiar la educación y el mundo; y de forma informal añadiendo dentro de nuestras horas de ocio programas de televisión, artículos, seguidores en las redes sociales, que nos ayuden a posicionarnos críticamente ante estos problemas.
El Ciberbullying es una de las problemáticas de las que hablamos, ya que agraba un problema muy grave que ya teníamos en nuestra sociedad, el acoso escolar o bullying incrementandolo y masificando el efecto del mismo. El ciberbulling se da, entre dos menores, el uso de las nuevas tecnologías y formas de comunicación, para que un menor o menores ponga en ridículo, humille, den pie a burla... a otro mediante las nuevas tecnologías. Este acto no tiene porqué ser de forma directa, sino que puede ser compartido por un sujeto a más personas para que sea un hecho de una comunidad el ataque a un sujeto siendo el primer sujeto exento de ataque ya que él no ha atacado directamente.
Es un acto entre menores, siempre mediante las nuevas tecnologías no de forma directa. Suele aparecer como complemento del acoso escolar. No obstante, mientras que uno sólo se suele dar en horario escolar, el otro afecta al ámbito privado del sujeto amedrentado, dado que no tiene restricción de horarios y su radio de implicación se puede extender fuera del entorno escolar y afectar al entorno social.
Estamos ante un caso de ciberbullying cuando un, o una menor, atormenta, amenaza, hostiga, humilla o molesta a otro/a mediante Internet, teléfonos móviles, consolas de juegos u otras tecnologías telemáticas. Según el Estudio sobre hábitos seguros en el uso de las TIC por los menores publicado por el INTECO en Marzo de 2009 el ciberbullying se define como acoso entre iguales en el entorno TIC, e incluye actuaciones de chantaje, vejaciones e insultos de niños a otros niños.
El ciberbullying es un acto especialmente grave ya que el acosador no se enfrenta cara a cara y puede mantener su anonimato mediante falsos nombres virtuales. Debido a esta virtualidad del ataque no es consciente del daño que produce en el sujeto atacado dado que no posee contacto con la realidad y desaparece la empatía por mínima que sea ésta.
Las formas que adopta son muy variadas y sólo se encuentran limitadas por la pericia tecnológica y la imaginación de los menores acosadores, lo cual es poco esperanzador. Algunos ejemplos concretos podrían ser los siguientes:
Colgar en Internet una imagen comprometida (real o efectuada mediante fotomontajes) datos delicados, cosas que pueden perjudicar o avergonzar a la víctima y darlo a conocer en su entorno de relaciones.
Dar de alta, con foto incluida, a la víctima en un web donde se trata de votar a la persona más fea, a la menos inteligente… y cargarle de puntos o votos para que aparezca en los primeros lugares.
Crear un perfil o espacio falso en nombre de la víctima, en redes sociales o foros, donde se escriban a modo de confesiones en primera persona determinados acontecimientos personales, demandas explícitas de contactos sexuales, etc.
Dejar comentarios ofensivos en foros o participar agresivamente en chats haciéndose pasar por la víctima de manera que las reacciones vayan posteriormente dirigidas a quien ha sufrido la usurpación de personalidad.
Dando de alta la dirección de correo electrónico en determinados sitios para que luego sea víctima de spam, de contactos con desconocidos, etc.
Usurpar su clave de correo electrónico para, además de cambiarla de forma que su legítimo propietario no lo pueda consultar, leer los mensajes que a su buzón le llegan violando su intimidad.
Provocar a la víctima en servicios web que cuentan con una persona responsable de vigilar o moderar lo que allí pasa (chats, juegos online, comunidades virtuales…) para conseguir una reacción violenta que, una vez denunciada o evidenciada, le suponga la exclusión de quien realmente venía siendo la víctima.
Hacer circular rumores en los cuales a la víctima se le suponga un comportamiento reprochable, ofensivo o desleal, de forma que sean otros quienes, sin poner en duda lo que leen, ejerzan sus propias formas de represalia o acoso.
Enviar menajes amenazantes por e-mail o SMS, perseguir y acechar a la víctima en los lugares de Internet en los se relaciona de manera habitual provocándole una sensación de completo agobio.
Por otra parte otros de los riesgos que nos podemos encontrar si hacemos un mal uso de nuestros datos, es el sexting. El sexting consiente en que un receptor único, o así lo cree la víctima, reenvía contenidos de tipo sexual (principalmente fotografías y/o vídeos) producidos generalmente por el propio remitente, a otras personas por medio de teléfonos móviles.
Según el glosario de ciberseguridad del gobierno de Australia del Sur, es el acto mediante el cual una fotografía digital sexualmente explícita que una persona se toma a sí misma es enviada a otra persona como un MMS por medio del teléfono móvil.
El Centro de Investigación sobre Delitos contra los Niños de la Universidad de New Hampshire en su destacado estudio publicado en diciembre de 2011 define el sexting como “imágenes sexuales producidas por menores susceptibles de ser consideradas pornografía infantil”.
Otra definición es la que da el Urban Dictionary: “el acto de enviar mensajes de teléfono móvil a alguien con el objetivo de tener con el o ella un encuentro sexual; inicialmente intrascendente, más tarde se convierte en algo sugerente y finalmente explícito.”
Cabe destacar que se considera sexting también cuando alguien, roba o modifica una información, imagen, vídeo privado de una persona para difundirla públicamente.
Desde el origen de los medios de comunicación, las personas los hemos usado para enviar contenidos de tipo sexual (eróticos, pornográficos, etc.), pero hoy en día, surge un peligro: la difusión masiva e incontrolada de dichos contenidos.
En el caso de sexting se trata de contenidos muy íntimos, generados por los propios remitentes, mediante la grabación de sonidos, fotos o vídeos propios en actitudes sexuales, desnudos o semidesnudos, normalmente con destino a una pareja sexual o amorosa, aunque también en no pocas ocasiones a otros amigos, como un simple juego. Esto expone al creador o creadora de dichos contenidos a graves riesgos.
Nos preguntaremos, ¿qué lleva a una persona difundir su contenido sexual privado?. La respuesta no es fácil ya que es una práctica reciente sobre la que aún no hay estudios concluyentes, pero pueden influir uno o varios de estos factores:
Creen que una imagen en un terminal móvil está segura y no son capaces de proyectar, de imaginar, las variadas formas en que esa imagen puede salir del dispositivo.
Un robo, un error, una broma, un extravío… o la voluntad de su propietario.
Confían plenamente en la discreción —cuando no en el amor eterno profesado— por parte del destinatario del envío.
Carecen de experiencia vital suficiente que les invite a pensar en que las cosas, en la vida, cambian por muy diversos factores.
Sienten cierta presión de grupo que les lleva a ganar notoriedad y aceptación en este contexto, el digital, tan importante para ellos. Este factor, añadido a la plenitud hormonal, puede generar combinaciones poco recomendables.
Las influencias y modelos sociales distan del recato.
La exhibición de relaciones sexuales o desnudos por personas no profesionales, comunes, abundan en la Red. Si pueden ver a cualquier persona anónima en su intimidad a través de la Red, no parece tan grave que uno aparezca de esta guisa. El desnudeo es algo común, hasta cierto punto normalizado.
Desconocen las consecuencias que para su vida puede llegar a tener el hecho de que esa imagen comprometida sea de dominio público.
La natural falta de percepción del riesgo que acompaña a la adolescencia y el espíritu transgresor desencadenan ciertos desafíos. En algunos casos resulta simplemente divertido, en otros, sirve para coquetear o dar otro contenido a una relación.
La organización ConnectSafely ha determinado en un estudio que las principales razones para producir y/o trasmitir sexting son las siguientes:
chantaje
intimidación
venganza
presión de los amigos
impulsividad
lucimiento
coqueteo
noviazgo
No solo el sexting o el ciberbullying son los únicos problemas que tenemos que tener en cuenta a la hora de aportar información en la web. Hoy en día las grandes empresas como Facebook son tan poderosas por la cantidad de información que manejan y nosotros se la aportamos de forma gratuita.
Los datos son algo que tiene tanto poder para manejar masas, para publicidad y para el consumo que hasta se puede llegar a presidente de E.E. U.U comprando datos.
Las grandes empresas pueden llegar a imponernos un código moral propio e indicarnos mediante algoritmos lo que es legitimo o no, eliminando cuestiones culturales o solidarias de gran interés. Por ello la educación debe aportar a todas las personas una propia visión critica de la cultura y los valores sociales.
Referencias
Inteco. (2009). Estudio sobre hábitos seguros en el uso de las TIC por niños y adolescentes y e-confianza de sus padres. Por un uso seguro y saludable de Internet, la telefonía móvil y los videojuegos - Por una ciudadanía digital responsable. Disponible desde http://bit.ly/1rK6F1G
La Sexta. (2016). Acoso escolar. España: El Objetivo. Disponible desde http://bit.ly/2h9VWvn
La Sexta. (2016). Los nuevos amos del mundo. España: La Sexta Columna. Disponible desde http://bit.ly/2gjEgP5
Pantallas amigas. Ciberbullying. ¿qué es el ciberbullying?. Disponible desde http://bit.ly/1nN2W1J
Pantallas amigas. Sexting. Qué es el Sexting. Disponible desde http://bit.ly/2eUysge